Con AMLO, retroceso ambiental

En lo profundo

 

Un año de esta administración y vamos en retroceso en política ambiental. Recortes en el presupuesto, impulso de energías sucias, promoción de grandes proyectos, recortes de plazas y desmantelamiento de las instituciones, han promovido una degradación ambiental. 

Desde un inicio, la asignación de presupuesto en el sector ambiental para 2019 y ahora en 2020 refleja la baja prioridad que el gobierno de López Obrador tiene hacia el cuidado del medio ambiente.

El presupuesto general para el 2020 se redujo en 21 por ciento en comparación con 2018. El Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas tuvo un recorte de 19 por ciento. Profepa tuvo un recorte presupuestario de 19 por ciento de 2018 a 2020.  La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas tenía un presupuesto de mil 132 MDP en 2018, y la administración actual redujo el presupuesto para 2019 a 843 MDP.

El Inapesca, responsable de desarrollar la investigación como artes de pesca alternativas, ya tuvo una disminución del 65 por ciento de 2018 a 2019. Desde el comienzo de esta administración, se han perdido más de 16 mil empleos. Semarnat ha perdido mil 837 empleados, mil 74 fueron despedidos en Conanp, nueve mil 347 en la Comisión Nacional del Agua y nueve mil 347 en la Comisión Nacional Forestal.

El inicio de esta administración también comenzó con la renuncia de Josefa González Blanco Ortiz Mena, que no hizo más que observar este desmantelamiento alineándose con el presidente durante seis meses hasta que claudicó. 

Ha sido evidente el impulso a una economía petrolizada, buscando la construcción de la refinería de Dos Bocas, y antes talando manglar ilegalmente en los terrenos. La Comisión Nacional de Hidrocarburos, ha promovido el fracking, aunque el presidente lo niegue. Promoviendo el doble discurso dentro y fuera de México. Ya viene la cumbre del clima y de lo que se habla en México es de las refinerías. 

Otorgar presupuesto al sector ambiental no es un gasto, es una inversión. Para el 2016, los costos por agotamiento y degradación ambiental fueron equivalentes a 4.6 por ciento del PIB, derivado principalmente de las emisiones contaminantes al aire provenientes de las fuentes móviles como autos particulares y autotransporte.

La contaminación provocada por el transporte terrestre estuvo asociada a la muerte de 14 mil 288 personas en las 20 ciudades más grandes del país en el 2017. De hecho, en la Zona Metropolitana del Valle de México se registraron dos mil 288 muertes. Pero sigamos construyendo refinerías y promoviendo el uso de energías sucias. 

Faltan 5 años más, y hasta ahora la tendencia no se ve favorable, pues al parecer, seguiremos viendo proyectos como Tren Maya, Aeropuerto de Santa Lucía, Dos Bocas impulsados por esta administración, dándole la espalda a los compromisos internacionales y degradando nuestro capital ambiental. 
 

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