El encabezado de un periódico nacional, publicado el 14 de abril, indicaba que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) había detectado que la tortilla y el huevo habían aumentado de precio sin justificación. Fue el gran descubrimiento de esta instancia de gobierno cuando en todos, y todos es todos los medios de comunicación, la noticia se había publicado desde hace tres semanas.
Incluso unos días antes, el titular de la Profeco “defensor de los consumidores”, Francisco Ricardo Sheffield se atrevió a calificar a los periodistas de “miopes” porque no leen bien y mienten cuando ven los letreros en los puestos de los comerciantes.
El tema central aquí es que es el propio Francisco Ricardo es el encargado de permitir que los precios en los productos de primera necesidad tengan alzas en sus precios, sin autorización oficial.
Me explico: Para los que acompañamos a la mujer en la compra de la despensa semanalmente, por voluntad propia, no porque seamos mandilones, sabemos que el precio de huevo fluctuaba entre 28 y 35 pesos por kilogramo. Mientras que la tortilla tenía un precio, por kilogramo, de 12 pesos y en los autoservicios de 10 pesos.
En la actualidad el costo del primer producto rebasa los 50 pesos y del segundo, los 20 pesos. Las razones son varias y diferentes en ambos casos.
El asunto es que Francisco Ricardo Sheffield ha pregonado en las conferencias matutinas, acompañado del presidente López Obrador, que el huevo no debe superar los 42 pesos y la tortilla los 16 pesos por kilogramo. En el primer caso el aumento sería de seis pesos y en el segundo de cuatro pesos. De facto, Francisco Ricardo ya está aceptando que el costo de estos productos permanecerá en esos precios.
El titular de la Profeco, se llena la boca diciendo que se actuará con rigor en contra de quienes aumenten injustificadamente el precio de éstos y otros productos de la canasta básica. Pues la verdad, ya no entendí.
Lo que notamos es que Francisco Ricardo ha de permanecer guardando la cuarentena y no se percata que en los mercados, los tianguis, autoservicios y tienditas los precios en los alimentos se disparan, con o sin su consentimiento.
Ya no ven lo duro…
A raíz de la pandemia que afecta todo el mundo, en Los Cabos, Baja California Sur, personal de turismo, de servicios y en general, los que viven de la pesca deportiva, enfrentan una situación severa y difícil de sortear.
Glen Alberto Percovich, de la Unión de Propietarios de Embarcaciones de la Pesca Deportiva en Los Cabos, dijo que debido al Covid – 19 no hay ingresos en sus arcas lo que imposibilita el pago de trabajadores y de la renta de muelles para sus embarcaciones.
Y es que nadie puede trabajar por aquello de no tener contacto con las personas. La preocupación de los pescadores deportivos es que el pago por el resguardo de los barcos se realiza en dólares. En algunos casos superan los mil dólares por muelle.
Ahora sí, que: ¿quién podrá ayudarles?
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