Signos de desesperación aparecieron en los integrantes de la primera Caravana Migrante, que permanecieron varados por segundo día en el municipio de Juchitán de Zaragoza, en la búsqueda de un apoyo que no llegó, para la renta de autobuses con destino a la Ciudad de México.
Ante lo difícil del camino, el paso lento de la marcha y el largo tramo que falta para llegar a Estados Unidos, 31 ciudadanos centroamericanos decidieron acogerse al programa de repatriación voluntaria.
"Regreso por mi hijo, mi mamá y mi familia porque no tienen ni qué comer en Honduras y es más fácil para mí como hombre conseguir dinero, ¿Te duele volver? Sí, porque ya recorrí bastante", confesó Carlos Jiménez, quien salió de San Pedro Sula con la esperanza de llegar a Estados Unidos.
Poco antes de las 3 de la tarde, tristes y cabizbajos los migrantes dijeron adiós al sueño americano, al abordar el transporte que los condujo a la estación migratoria de Salina Cruz.
Jacobo Rodríguez, delegado del Instituto Nacional de Migración (INM) en Oaxaca explicó que los deportados realizarían unos trámites administrativos, se entrevistarían con representantes de su consulado y serían trasladados a Tapachula, para salir por tierra o aire a sus países. Mientras tanto, en el albergue habilitado por el Ayuntamiento de Juchitán, en el terreno que ocupará la nueva terminal de autobuses, el sol pegaba a plomo, la preparación de la comida avanzaba, se realizaban algunas actividades recreativas para los niños, las mujeres se daban un baño y personal especializado ofrecía atención médica, tan necesaria para evitar epidemias.
Afortunadamente, en esta primera Caravana Migrante no hay casos de varicela, dengue o alguna otra enfermedad que ponga en riesgo su andar. Los puestos de atención sanitaria brindan apoyo al paso de la travesía, pero es necesario mantener una alerta de salud sobre todo para estar al pendiente de los dos mil niños que viajan en el contingente.
"Nosotros no tenemos casos de dengue, afortunadamente no, nada grave, nada que pueda propagarse. Se mencionó en Estados Unidos, según leía las noticias, que los migrantes traían hasta lepra, pero eso no cabe en este grupo, no es el caso", indicó el quinto visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Edgar Corzo Sosa.
El Puente Humanitario enviado por el Gobierno de la Ciudad de México se instaló en Juchitán con cuatro médicos, cuatro enfermeras y cuatro operadores de unidad, que en su primer día atendieron 275 consultas.
"De las cuales, 164 fueron infecciones respiratorias agudas, nada más vimos de todos los diagnósticos 19 enfermedades gastrointestinales, eso realmente es poco y quiere decir que el trabajo sanitario que se está haciendo está teniendo impacto", consideró Ricardo Ruíz Martínez, responsable de las Brigadas de Salud de la Ciudad de México.
Sin rumbo
El futuro de la primera Caravana Migrante parece incierto, debido a que por un lado, uno de sus benefactores, el padre Alejandro Solalinde rompió con Pueblos sin Fronteras y su líder Irineo Mujica, organización que lleva la batuta en la caminata, al acusarlos de responder a intereses políticos y por otro lado, las negociaciones para conseguir autobuses no prosperaron, lo que obligó a la comitiva a reanudar la madrugada de este jueves su viacrucis a pie por el municipio de Santa María Jalapa del Marqués.
La ruta hacia la ciudad de Oaxaca, marcaba en el itinerario el municipio de Ixtepec, donde Solalinde tiene su albergue "Hermanos en
el Camino", pero ante el desencuentro con el activista, la Caravana Migrante modificó su plan y se desvió un poco hacia la costa, lo que podría desgastar más a los ciudadanos centroamericanos que tienen puesta su vista en Estados Unidos.
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