Al parecer Tláloc, dios mexica de la lluvia y los relámpagos, escuchó las plegarias de los habitantes del Valle de México y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), porque entre 10 y 15 modelos numéricos de predicción meteorológica apuntan a que esta temporada será abundante en precipitaciones pluviales, por arriba de la media.
En entrevista, el meteorólogo operativo José Martín Cortés, destacó que existe esperanza fundada de que este verano, con la llegada del fenómeno de La Niña en el Océano Atlántico, haya una recuperación importante en las presas que abastecen al Sistema Cutzamala.
El experto que ofrece orientación sobre el clima en redes sociales a través de la plataforma digital InfoMeteoro, dijo que se espera que las precipitaciones sean suficientes para garantizar el abasto de agua potable en la región para lo que resta del año y posiblemente para 2025.
“En este momento, el panorama es factible para que por lo menos se tenga un buen almacenamiento, ¿Qué tanto?, ¿Una cantidad puntual?, difícil decirlo, pero el pronóstico es favorable”, indicó.
Día Cero
José Martín Cortés confío en que las lluvias que aparecerán en los próximos días y semanas, detengan la crisis o por lo menos ayuden a ganar un poco más de tiempo al Sistema Cutzamala, antes de que llegue el llamado Día Cero, calculado para el próximo 26 de junio, que es la fecha cuando podría alcanzar su nivel mínimo de operación de 155 millones de metros cúbicos de agua.
De esta forma, podría evitarse el colapso y esperar a que se formen los primeros ciclones tropicales, que aportarían una importante cantidad de agua al territorio nacional, donde casi el 80 por ciento de la superficie tiene algún grado de sequía.
“Algunos modelos están apuntando a que puede haber lluvias fuertes a mediados de este mes, interacción de sistemas, y justo en la región del Cutzamala. Si se cumple el pronóstico es probable que las lluvias que aparezcan antes del 26 de junio frenen o por lo menos hagan más lenta la crisis y no lleguemos a ese Día Cero”, manifestó.
La Niña que viene
El especialista en Ciencias Atmosféricas, explicó que el fenómeno de El Niño, presente en el Océano Pacífico desde el verano de 2023, empieza a perder fuerza y pronto comenzará una fase neutra en el agua, para después dar paso a La Niña.
Recordó que El Niño se caracteriza por elevar la temperatura del agua de mar, que es combustible para los ciclones tropicales, como sucedió con el potente huracán Otis que devastó Acapulco.
Detalló que La Niña, que se espera aparezca oficialmente en junio, favorece estadísticamente la formación de huracanes pero del lado del Océano Atlántico, debido a que los vientos que soplan normalmente en la región conocidos como vientos alisios, y por encima de la superficie del mar a tres, cinco y ocho kilómetros de altitud, pierden intensidad, lo que permite que los sistemas nubosos se asocien fácilmente y con mayor frecuencia.
Subrayó que en 2024 también resalta que el mar está mucho más caliente de lo normal, que es otro factor a considerar para esta temporada hiperactiva en el Atlántico, principalmente en los meses de agosto, septiembre y octubre.
“La temporada de lluvias puede ser muy buena para ayudar a disminuir la sequía, pero a la vez mala, porque la misma Niña, en invierno y primavera genera otra vez condiciones muy secas”, advirtió.
Agregó que si bien La Niña provocará un verano muy lluvioso, que beneficiará los cuerpos de agua, las presas y el campo, no hay que perder de vista que se pueden presentar efectos negativos, como inundaciones deslizamientos de tierra, derrumbes y desbordamiento de ríos.
“Hay que considerar zonas, por ejemplo, Acapulco, afectadas por el huracán Otis, donde la vegetación prácticamente desapareció, y que actualmente hay incendios, ese suelo esta desnudó, está expuesto, y cualquier cantidad extra de lluvia o una lluvia fuerte, fácilmente puede detonar o desarrollar estos deslizamientos o derrumbes”, comentó.
Temporada de huracanes
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN), pronosticó de 15 a 18 sistemas con nombre en el Océano Pacífico y de 20 a 23, casi el doble de lo normal, para el Océano Atlántico.
En la temporada de huracanes en el Pacífico, que va del 15 de mayo al 30 de noviembre, se esperan de ocho a nueve tormentas tropicales; de cuatro a cinco huracanes categoría uno o dos, y de tres a cuatro huracanes categoría tres, cuatro o cinco.
Mientras que en la temporada de huracanes en el Atlántico, del 1 de junio al 30 de noviembre, se prevén de 11 a 12 tormentas tropicales; de cinco a seis huracanes categoría uno o dos, y de cuatro a cinco huracanes categoría tres, cuatro o cinco.
Los nombres para los ciclones tropicales en el Pacífico, donde se eliminó de la lista a Otis por la tragedia que ocasionó, son: Aletta, Bud, Carlotta, Daniel, Emilia, Fabio, Gilma, Héctor, Ileana, John, Kristy y Lane, entre otros.
Para el Atlántico los nombres son: Alberto, Beryl, Chris, Debby, Ernesto, Francine, Gordon, Helene, Isaac, Joyce, Kirk, Leslie, Milton, Nadine, Oscar, Patty, Rafael, Sara, Tony, Valerie y William.
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